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Nuevas normas para visitar la Fontana di Trevi

¡La Fontana di Trevi está viviendo su glow up! Pero no todo es glamour ni selfies perfectas. El turismo masivo le ha pasado factura a este icónico lugar de Roma, y ahora, con el Jubileo 2025 a la vuelta de la esquina, las cosas están cambiando para bien… o para mal, dependiendo de a quién le preguntes. Así que, si estabas pensando en revivir tu escena interior de La Dolce Vita, mejor sigue leyendo porque vienen curvas (y nuevas reglas).

La Fontana di Trevi: Las consecuencias de ser famosa

La Fontana di Trevi, esa maravilla del siglo XVIII, lleva años siendo el equivalente arquitectónico de una celebridad en medio de paparazzis. Todos quieren un pedacito de ella ¿el resultado? Aglomeraciones que convierten la plaza en una pista de obstáculos, basura por todos lados con vecinos y comercios al borde del colapso nervioso.

En 2023, Roma alcanzó los 50 millones de turistas, un 45% más que el año anterior. ¿Adivinen qué lugar estuvo en el top de la lista? Exacto, la Fontana. Pero tanta popularidad no vino gratis la fuente acumuló desgaste, suciedad y hasta guiris saltándose las normas para meter los pies en el agua (spoiler: eso ahora cuesta 550 € euros en multas).

Nuevas normas para una nueva era con la Fontana di Trevi

Ahora que la fuente ha pasado por una renovación de lujo ( 327,000 € euros, por si preguntaban), Roma ha puesto en marcha un plan para evitar que el lugar colapse durante el Jubileo de 2025. Y sí, esto incluye límites de aforo, sólo 400 personas al día podrán disfrutar de este monumento.

¿Cómo funciona? La entrada es por la escalera central, y la salida por la Via dei Crociferi. Los horarios son de 9:00 a 21:00, aunque los lunes y viernes abren más tarde para limpiar y recoger las monedas (¡porque sí, hay mucho cash ahí dentro!). Además, a partir de las 21:00, el acceso será libre. Ah, y por ahora no se cobra entrada… aunque se rumorea que podrían pedirte reservar online por dos €uritos.

Por si te preguntabas: nada de comer, beber, fumar o sentarte en el borde de la fuente. Los guardias estarán ahí para asegurarse de que todos se comporten, porque, como dijo el alcalde de Roma, la idea es hacer que el turismo sea “compatible con la vida cotidiana”.

Turismo masivo VS vida local

Esta medida ha levantado ampollas. Para algunos, controlar el acceso y cobrar es la mejor manera de preservar el patrimonio; para otros, es simplemente convertir la ciudad en un negocio. Lo cierto es que algo tenían que hacer, porque las aglomeraciones no solo arruinan la experiencia de los visitantes, sino que también degradan los monumentos.

Un caso de éxito fue el Panteón de Agripa, que en 2023 empezó a cobrar 5 € euros por la entrada y logró reducir los tumultos. ¿Será este el futuro de la Fontana? La ministra de Turismo, Daniela Santanchè, parece pensarlo: “Tenemos que rentabilizar nuestra riqueza”. Pero, claro, no todos están de acuerdo. La oposición critica que esto convierte los espacios públicos en privilegios para quienes pueden pagar.

¿Es esto el final de La Dolce Vita?

El dilema de la Fontana di Trevi es el mismo que enfrentan muchas ciudades turísticas: cómo equilibrar la preservación del patrimonio con las hordas de visitantes. Porque, vamos, ¿quién no quiere experimentar la magia de esta fuente, inspirada en dioses, tritones y la historia de un acueducto que aún funciona?

Eso sí, si te atreves a visitarla, hazlo con respeto. Y si alguna vez soñaste con recrear la escena de La Dolce Vita, mejor quédate con las fotos: la fuente es ahora terreno vedado para aventuras acuáticas.

Lo que está claro es que la Fontana di Trevi seguirá siendo el corazón palpitante de Roma, recaudando miles de euros en monedas (¡1.4 millones de euros en 2022, casi nada!) y, quizás, enseñándonos que la fama no siempre es un camino fácil. Así que ya sabes, si vas, lánzale una moneda, pero también un poco de respeto. Porque, al final, los monumentos tienen historias que contar, y está en nuestras manos cuidarlas para que no se pierdan en la marea de turistas.

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