Turismo cinematográfico: cuando el cine y la televisión te motivan a viajar
Viajar es tan emocionante que el ser humano busca cualquier motivo para descubrir nuevos escenarios alrededor del mundo, incluso si es sólo para encontrarse con una realidad muy diferente a lo visto en la pantalla. Producciones cinematográficas y series de televisión que lograron conectar a profundidad con su audiencia, han generado una clase muy peculiar de turismo.
El llamado turismo cinematográfico, también definido como turismo inducido es el que resulta a partir de una producción televisiva o cinematográfica y que gracias a su fotografía, despierta en sus fans la motivación suficiente para hacer un viaje directo a la locación. Sin embargo, esta aventura a veces no resulta como los viajeros esperan.
Turismo cinematográfico: de la pantalla al mundo real
En ocasiones, los escenarios donde se han filmado o grabado grandes películas y series populares, no siempre se encuentran tal y como se presentan en la pantalla…
El turismo cinematográfico inundó lugares en Tailandia, en Maui y en Sicilia que se vieron invadidos por turistas amantes de “The White lotus”, a este efecto se le nombró como el efecto White lotus. Este fenómeno no es nuevo, ya que desde los años setenta los turistas más excéntricos y fanáticos de la saga, se aventuraron a viajar a las locaciones de Tatooione de Star Wars en el valle de la muerte.
Algo similar sucedió con cada película de la trilogía del Señor de los anillos, que desde su lanzamiento hace veinte años, es el motivo de miles de viajeros que desean conocer Hobbiton en Nueva Zelanda, donde se filmaron las películas.
De acuerdo a Tourism New Zealand, alrededor de 47.000 viajeros visitan cada año el lugar de rodaje, y el 6% de los visitantes al país citan El Señor de los Anillos como su principal o única razón para visitar el país.
El castillo de Alnwick en Inglaterra, usado como escenario emblemático de la serie de Harry Potter, tuvo un incremento del 120% en visitantes después del estreno de las películas.
Cuando el turismo cinematográfico se convierte en algo negativo
Sin embargo, los lugares y locaciones no se perciben tal y como se presentan en la pantalla, pues los sets pueden haberse desmontado una vez concretada su finalidad. Para desilusión de los fanáticos que viajan a roma, venecia, Budapest o Rumania, para ver in situ los lugares donde se desarrolla la trama de su película o serie favorita, se encuentran con lugares abarrotados de gente buscando lo mismo o peor aún, no encuentran nada.
Además de la decepción, con el paso de los años también llegan los daños. Hay casos en los que las locaciones naturales resultan perjudicadas, como por ejemplo, la destrucción de los arrecifes en “La Playa” Tailandesa y la ciudad vieja de Dubrovnik que estuvo a punto de perder su estatus de patrimonio de la humanidad, gracias a las oleadas de turistas ocasionadas por una de las películas de “Misión imposible.
Statista (2017) confirmó que los países cuyas localizaciones aparecieron más en Game Of Thrones fueron: España, con 39 localizaciones, Croacia, con 30, y Reino Unido, con 25. La serie es la que más ha promovido el turismo en Europa por lo tanto es la que más impacto ha tenido. Esta serie se rodó en Irlanda del Norte, pero también en España, Croacia, Islandia, Malta y Marruecos.
La localización de Dark Hedges, situada en el Condado Antrim en Irlanda del Norte, se hizo famosa tras grabarse “El Camino Real”. Bastaron solo 12 segundos en el último episodio de la segunda temporada de Game Of Thrones para despertar en su audiencia, la necesidad de conocer en vivo y a todo color dicho lugar.
La popularidad repentina ocasionó que se cerrara el paso al transporte y a partir de ese momento el acceso se permite solo a pie.
Al menos Japón no se verá invadido por fanáticos del remake de “Shogun” pues las locaciones seleccionadas para la filmación están en su totalidad en Canadá. Lo siento amigos, esta película no aplica para el turismo inducido por el cine.
Cerramos esta nota recordando a todos que viajar no solo implica disfrutar, también lleva implícito el deber de respetar el destino turístico, sus costumbres, su gente, su cultura y tenemos la obligación de conservar los espacios, para que las nuevas generaciones puedan disfrutarlo.